Hola
Recuerdo que cuando era niña sentía que el tiempo pasaba sumamente lento, que cada trimestre en la escuela duraba una eternidad. Luego, al entrar a la secundaria, algo cambió de un momento a otro y el tiempo, para mí, empezó a volar. Literal. Parpadeé y ya tenía el diploma de la universidad en la mano.
Ha pasado tan rápido que ahora mis conversaciones con amigos empiezan con un glorioso "En mis tiempos…" y procedemos a contar alguna anécdota de años atrás. ¡Qué locura! Ayer mismo, en la hora de almuerzo, estábamos recordando los juegos de nuestra infancia: 1, 2, 3 pan con queso, mar y tierra, la queda, congelados y ladrón y policía. Eso sí, estos últimos nunca fueron mis favoritos porque correr ha sido mi enemigo natural desde que nací. Pero igual los jugaba.
Y ni hablar de cuando voy a una tienda y sin falta paso por el pasillo de utensilios de cocina y electrodomésticos… ¡es que se ven tan bonitos! Ya no queda en mí la niña que lo primero que hacía era pedir permiso para ir a ver la juguetería. ¿Quién soy y en qué momento me convertí en una adulta?
En fin, la prueba más clara de que el tiempo vuela es que ya entramos en junio. ¡Junio! ¡Seis meses del 2025! Parece que fue ayer cuando celebraba Año Nuevo y mi familia me preguntaba, como siempre, por qué no había invitado a mi novio a la casa.
Pero bueno, el tiempo hay que vivirlo al máximo, para que cuando miremos atrás y nos acordemos de "nuestros tiempos", no sintamos que se nos fueron… sino que los vivimos bien
Diana Fernández
Equipo ELLAS
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