Hola
Seré honesta: en realidad, este no es mi primer cónclave, sino el tercero. Pero no cuento los dos primeros porque no era realmente consciente de lo que ocurría. Durante la elección de Benedicto XVI, tenía tres años; ni siquiera sabía qué era un papa. Para la de Francisco ya tenía once, pero ni me enteré. Recuerdo, como si fuera ayer, que ese día mi papá me fue a buscar al colegio porque tenía una cita para hacerme un alisado (las chicas de rizos lo entenderán), y me recibió con un: "¡Habemus papam!". Yo, sin entender la magnitud del asunto, probablemente respondí: "Qué bien" y seguí con mi día.
En cambio, este cónclave fue diferente. Ya adulta, admirando al papa Francisco, me encontraba expectante, esperando ver salir el humo blanco. Ayer por la mañana, una compañera de trabajo lo anunció y todos corrimos a su puesto para ver, desde la pequeña pantalla de su celular, el humo salir.
Luego vino la incertidumbre: ¿quién iba a salir por ese balcón? Cuando anunciaron a Robert Prevost, con mucha pena les admito que lo primero que pensé fue: "¡Es gringo! ¿Qué irá a decir Trump?".
Pero al escucharlo hablar en español, sentí tranquilidad al percibir que el nuevo Sumo Pontífice tiene corazón latino. En fin, espero que su alma sea buena y que llene de sabiduría los corazones de quienes le siguen.
Diana Fernández
Equipo ELLAS
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